martes, 22 de diciembre de 2009

Dios no juega a los dados...

A veces pienso que todos los pasos que he dado a lo largo de mi vida han servido únicamente para aproximarme y llegar a ti. Miles de cosas podrían haber sido de una forma distinta y haber cambiado nuestro destino y, sin embargo, no lo fueron. ¿Se trata de una cuestión de suerte? Einstein decía que la suerte no existe, que Dios no juega a los dados con el Universo.

"Tú crees en un Dios que juega a los dados y yo creo en una ley y un orden completos en un mundo que existe objetivamente."

Es probable que el azar y la fortuna, aquello a lo que nosotros llamamos suerte, no sea más que una parte del orden completo que desconocemos. ¿Qué hubiera pasado si el coche no hubiera arrancado aquella noche? No lo sé, "Dios es astuto, pero no malicioso". Quizás nos hubiéramos conocido en otro momento, en otro lugar.

Las vidas son como sendas que construimos nosotros mismos. Sendas que a veces se cruzan entre si, se alejan o discurren juntas durante un tiempo. Sendas cuyas historias dan sentido únicamente al instante presente en que vivimos. Sendas que si conociéramos el orden completo del universo en el que vivimos podríamos predecir por donde iban a transcurrir y donde acabarían en el futuro.

Es, por lo tanto, nuestro conocimiento limitado el que nos obliga a asumir la incertidumbre. Quizás sea éste nuestro destino trágico: vivir acompañados por un temor opresivo sin una causa precisa. O quizás sea todo lo contrario: vivir con el estímulo y la pasión por lo que va a llegar y que todavía no conocemos. Tú decides (o no) qué percepción deseas tener y cómo deseas vivir tu propia existencia.

Ahora llega una vez más la Navidad. Si supiera lo que va a suceder durante estos días lo describiría con detalle. Como no lo sé, escribiré lo que deseo hacer:

1. Amarte.
2. Besarte y abrazarte.
3. Entregarme y poseerte.
4. Mirarte a los ojos durante el cambio de año.
5. Beber vino, beber cava, beber champán a tu lado.
6. Vender la piel del oso y hacer planes para el próximo año.
7. Reír y escuchar música.
8. Pasar horas juntos en la cama o en el sofá.
9. Verte saltar.
10. Hacernos promesas.

Sea como sea, hoy, ahora, en este instante, te quiero.

Nintae San

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