viernes, 26 de noviembre de 2010

Eram quod es, eris quod sum

El hombre que plantea un problema no es el mismo que enteramente lo resuelve. Es por lo de la plasticidad, seguramente ...

Reescribo sobre esta entrada como el pintor pinta sobre un antiguo lienzo. Sólo él sabe lo que había antes ... Conservo las imágenes que un día, hace tiempo, fueron enviadas, enviadas, enviadas (FALLO HMI: debo reiniciar la máquina).

No soy un ser humano... sácame los ojos y verás cómo cuelgan los cables. En realidad no pienso, proceso datos almacenados en tablas. Manejo índices, accedo a bases de datos. Puedo ser distinto en cada momento, sólo tienen que cambiar mis parámetros de configuración. ¿Ahora toca cariñoso o distante?

Volvemos a empezar. Condiciones iniciales igual a cero. Caminos cerrados, divergencia y rotación. Fluidos turbulentos, fluxiones, te acuerdas? Yo sí, tenía una disparador asociado a esa palabra. Flow, flow, flow ... and flow. Me cuelo por los huecos, soy invisible. Uno más uno más uno ... uno. Dos más dos, cinco. Tres más tres, nueve.

Deshojo la margarita. 010101010101 ... lógica binaria.
Lógica difusa o lógica heuristica ... ufffff, ¡qué horror, todo es relativo! ¡qué será de mí si no puedo concretar!!! Conjuntos borrosos o nebulosos, jajajaja ... estas son las gilipolleces con las que me programaron cuando estaba en la universidad. O no. ¿Sí? Indeterminación.

Mejor dejo que me cuenten historias los viejos filósofos, y yo me las creo. Y luego las elevo a la categoría de regla, de ley, de norma natural. Las comentaré contigo y con aquella y con la otra y con la de más allá. O la de más acá ... al fin y al cabo, todos estamos muy cerca. Juntos como hermanos, miembros de una iglesia, vamos caminando, en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor, amén.

Dejé de ser un ser humano hace tiempo. Me miro en el espejo y mis ojos no expresan nada, nada, nada. Nada de nada. Café, manzanas, un poco de leche. Aceite de almendras y lubricante anal. Anillos vibradores y un número impar. Te orinas encima de mí y todo vuelve a empezar. Uno, dos, tres, cuatro ...




Nintae San dixit.

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